Hoy fui a ver a mi nuevo amigo, el Gallo Miguel. ¡Por fin iba a visitar la granja!

Mientras caminábamos juntos, el Gallo Miguel me iba contando historias muy graciosas sobre los animales de la granja. Al pasar por la pocilga, vimos que había un cerdo jugando con un ganso. Se estaban divirtiendo muchísimo.

—¿Un cerdo jugando con un ganso? Yo pensaba que los gansos tenían muy mal carácter —le dije al gallo.

—Y lo tienen. Pero a este ganso una vez se le quedó la pata atrapada en un cubo. Mientras los demás gansos se reían de él, el cerdo fue a ayudarle a sacar la pata. Desde ese momento, son muy buenos amigos.

¡Oh, qué cerdito tan simpático! Y, con su simpatía, fue como hizo un nuevo amigo.

De repente, escuchamos un estruendo que venía del gallinero y fuimos corriendo para allá. Había un gran alboroto. Las gallinas cacareaban y revoloteaban de un lado a otro. Se había caído una escalera de madera, atrapando a un pollito debajo, que estaba muy nervioso.

No lo pensé dos veces. Corrí hacia él y levanté la escalera. El pollito se puso a correr en círculos, pues estaba muy contento de que le hubiera liberado. Se volvió hacia mí y me preguntó con su voz aguda de pollito:

—¿Cómo te llamas?

—Yo soy Lola Toc Toc.

—Gracias, Lola Toc Toc. —me dijo con sus ojitos abiertos de par en par.

Las gallinas hicieron un círculo a mi alrededor y comenzaron a hablar todas a la vez:

—¡Gracias, Lola Toc Toc!

—¡Gracias, Lola Toc Toc!

—¡Gracias, Lola Toc Toc!

Me regalaron una cesta llena de huevos y me dijeron que, con ellos, podía hacer bizcochos, tartas, tortillas…

Estaba muy feliz por haberme hecho amiga de las gallinas y del pollito. ¡Me encantan los animales!

Mil besitos de Lola Toc Toc.