Hoy aparecieron mis amigos Toc Toc en casa y me pidieron que les escribiese una canción para cantarla todos juntos.

—¡Oh! Pero le había dicho a Sapo Sabiondo que iría hoy a verlo.

Al ver las caritas tristes de mis amiguitos, tuve una idea.

—¡Ya sé qué podemos hacer! —les dije —¡Venid conmigo a conocer a Sapo Sa-biondo!

Saltaron de alegría y nos pusimos inmediatamente en camino. Cuando llegamos al lago del bosque, le presenté mis amigos a Sapo Sabiondo y le dimos la noticia de que íbamos a escribir una canción todos juntos. Le encantó la idea, pero entonces nos dimos cuenta de que ninguno de nosotros había llevado papel, ni lápices, ni bolígra-fos. Nos miramos los unos a los otros y nos quedamos muy tristes. Pero Sapo Sabion-do miró hacia arriba y se le ocurrió una gran idea.

—¡Nube, nube! —gritó Sapo Sabiondo —Nos gustaría escribir una canción, pero no tenemos lápices, bolígrafos, ni papel.

—¡Ah! No os preocupéis —dijo la nube.

De repente, ¡de la nube comenzaron a llover letras!

Cogimos las letras y comenzamos a formar palabras. Con las palabras que forma-mos, construimos frases. Al final, miramos al cielo y teníamos una bonita canción ¡escrita por todos! Nos quedó así:

Si una canción queremos escribir

Pero no tenemos lápiz ni papel

Para que la letra pueda surgir

Sapo Sabiondo sabrá qué hacer

A la nube podemos pedir

Que las letras haga llover

Y enlazarlas todas así