23 abril, 2020
Era ya casi la hora de comer y empecé a tener hambre. Le dije al Gallo Miguel que iba a volver a mi Casita Nueva para hacer la comida, pero él me respondió que podía quedarme a comer.
Me llevó a la casa de María, la mejor cocinera de la granja. La ventana estaba abierta y Miguel gritó:
—¡Quiquiriquí! ¡María!
María se asomó a la ventana. Era muy simpática, tenía una gran sonrisa y los mofletes muy rosados.
El Gallo Miguel le explicó a María que su nueva amiga tenía hambre y, enseguida, me trajo una sopa para que pudiera comer.
Cuando probé la sopa, no me lo podía creer. ¡Era la mejor sopa que había probado en toda mi vida! Inmediatamente, le pregunté cómo era posible cocinar una sopa tan rica. Y María me dijo que el Gallo Miguel me mostraría cuál era el secreto. El gallo dijo:
—Lola Toc Toc, vente conmigo, te lo voy a enseñar.
Caminamos hasta un terreno, en el que había muchas cosas plantadas.
—Este terreno con verduras plantadas se llama huerta. María dice que el secreto para hacer una sopa maravillosa es usar verduras de la huerta. La sopa que comiste llevaba patata, zanahoria, col y nabo. Todas las verduras han salido de esta huerta.
¡Así que ese era el secreto de María! Me puse a pensar en hacer una huerta en el jardín de mi Casita Nueva, cuando oí a muchos pajaritos cantando. Me di la vuelta y vi que estaban todos muy contentos, posados sobre un espantapájaros.
—¡Un espantapájaros! No lo había visto. ¿Para qué sirve? —le pregunté al Gallo Miguel.
—Los espantapájaros sirven para alejar a los pajarillos de las huertas y que, así, no se coman las verduras que están plantadas.
Me quedé mirando al espantapájaros lleno de pajaritos. No entendía nada. Si los espantapájaros sirven para alejar a los pajarillos… Entonces, ¿por qué este espantapájaros tenía un montón de pájaros posados sobre él? El Gallo Miguel se dio cuenta de que estaba confusa y me dijo:
—Normalmente, los espantapájaros se utilizan para asustar a los pajarillos, pero este espantapájaros es diferente. Es amigo de todos los animales. Todos lo conocemos como el Espantapájaros Patoso.
Enseguida me cayó bien el Espantapájaros Patoso, porque era como yo: le encantaban todos los animales. Me acerqué a él y le dije:
—Hola, Espantapájaros Patoso.
—Hola, Lola Toc Toc. Los pajaritos me estaban contando que a ti también te gustan todos los animales. ¡Como a mí!
Cuando el Espantapájaros Patoso se estaba acercando a mí, se le cayó el sombrero de paja. Entendí enseguida por qué le llamaban patoso. ¡Y así fue como hice un nuevo amigo en la granja! Un amigo algo patoso pero con muy buen corazón.
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